La vid es uno de los cultivos que menos agua necesita a la hora de formar un kilogramo de producto. Podríamos afirmar que con más o menos 300 mm de agua a lo largo de su ciclo vegetativo podría producir bien el fruto. Esa agua puede provenir tanto de la lluvia como con un riego externo.
Factores que determinan la cantidad de agua en un viñedo.
Existen factores que pueden favorecer o perjudicar la cantidad de agua que precisa el viñedo, como por ejemplo:
El tipo y la capacidad del terreno. No será lo mismo un terreno arcilloso que uno más arenoso.
La localización del viñedo. En función de la zona geográfica en la que nos encontremos tendremos más o menos temporadas de lluvia.
La variedad de uva. Cada variedad de uva que tengamos tiene unas necesidades hídricas diferentes.
Densidad del viñedo. Aquí hablamos de la cantidad de terreno que tiene cada planta. Si la cepa tiene más terreno para su desarrollo circular, necesitará más cantidad de agua procedente del suelo.
Evapotranspiración. La evapotranspiración está relacionada con la iluminación, el suelo, la temperatura y la disposición de cada planta.
La fertilización de la planta. El hecho de que la planta no tenga los nutrientes suficientes puede limitar la conductividad de agua de las raíces.
Efectos del riego en la vid.
El principal objetivo del riego de la vid es el aumento de la producción, que a la larga afectará a la calidad de los cultivos.
Aunque el riego pueda contribuir a ese aumento de la producción, no quiere decir que siempre sea bueno ya que habrá que tener en cuenta en qué fase de la producción se hace. Por eso, la misión del viticultor, dentro de los cuidados de la viña, es intentar que la vid satisfaga sus necesidades de agua en el momento en el que más la necesita, por ejemplo, cuando el aporte de lluvia no es el suficiente.
El estrés hídrico y el exceso de agua en la vid.
El estrés hídrico se da cuando la demanda de agua es mayor que la cantidad de agua disponible en un periodo determinado. También puede suceder cuando la calidad de agua no es lo suficientemente buena. Este estrés hídrico afecta a la mayor parte de las funciones vitales de la planta, por lo que es fundamental tenerlo controlado.
Efectos del estrés hídrico en las fases de crecimiento de la vid.
Brotación. En la época de desborre se consigue una brotación irregular que tiene como consecuencia una planta con pocas flores y pámpanos cortos.
Floración. El estrés hídrico en la floración hace que haya una disminución del cuajado de la vid lo que provoca que las bayas sean más pequeñas.
Cuajado. Pasado el tiempo de la floración, la falta de agua provoca un escaso desarrollo en el follaje y por lo tanto en la cosecha. Si el estrés severo se puede dar incluso un retraso en la maduración del fruto.
Envero. Durante el envero, si se reduce el área foliar puede provocar una disminución de la calidad y el desarrollo de las bayas. Además la aclimatación de la cepa no va a ser igual por lo que en otoño e invierno con las heladas y las bajas temperaturas la planta será más susceptible.
Vendimia. Durante la vendimia, la falta de agua provocará la caída prematura de la hojas y además un adelanto en el agostamiento de los tallos. Una vez haya pasado la época de vendimia, el estrés hídrico puede conducir a la reducción de las reservas de carbohidratos y de nitrógeno en las partes perennes de la planta.
Efectos de un exceso de agua en la vid.
Desborre. En la época de desborre, si hay un exceso de agua se puede producir una falta de oxígeno en la planta debido al encharcamiento que se verá exteriorizado en brotes cortos, hojas amarillentas e incluso se puede dar la muerte del brote.
Este exceso de agua puede hacer que se retrase tanto el envero como el inicio de la maduración. El hecho de que haya exceso de humedad en el momento en el que se produce la floración puede provocar un exceso de vigor en los pámpanos que causarán deficiencias en el cuajado.
Envero. Después del envero si hay un exceso de humedad la uva aumentará de tamaño pero tendrá una menor concentración de azúcar y los ácidos más elevados.
Cuando regar la vid.
Es importante saber mantener un equilibrio no solo en la cantidad de agua que se aporta al viñedo sino también hay que saber el momento en el que ésta se aporta.
Por lo tanto, podemos decir que es casi más importante el momento en el que hacemos el riego que la cantidad que vamos a aportar. Para ello hay que tener en cuenta los factores de los que hemos hablado anteriormente para saber cómo se riega la vid y también hay que prestar atención a la pluviometría de cada zona.
Así pues, la mayor necesidad de agua de un viñedo se dan desde la brotación hasta el envero, e irán disminuyendo a partir de esta fase.